Carla Guelfenbein construye en esta novela una trama conmovedora, que atrapa en la lectura con una sutileza notable. Tres personajes hablan en primera persona de sí mismos y de una realidad que viven sin percatarse de los otros puntos de vista, mientras los hilos de la vida se van cruzando para tejer una trenza de amores y desamores. Generaciones diversas, situaciones muy diferentes, pero todos viviendo intensamente su propio proceso. Un genial y ágil manejo del diálogo, auténtico, verosímil, reduce las descripciones y enriquece la obra. Todo es mágico, pero real al mismo tiempo y, aunque, como dice uno de sus personajes, nada de esto es nuevo y probablemente previsible el curso de los acontecimientos, la autora mantiene al lector atento a todos los ricos detalles de las tres voces que presentan la historia.